Este proyecto de interiorismo efímero celebra la Navidad desde una mirada cálida, elegante y llena de luz. El objetivo fue claro: crear un entorno acogedor para disfrutar de las fiestas en compañía de familiares y amigos, sin renunciar a la sofisticación y el encanto estacional. La combinación de brillos dorados, materiales naturales y una cuidada iluminación ambiental dio forma a un hogar que invita al encuentro, al disfrute lento y al recuerdo compartido.
Desde el recibidor, la atmósfera navideña se hace presente con discreción y belleza. Guirnaldas florales naturales, velas cálidas y un árbol tradicional decorado con detalles dorados marcan el tono festivo sin estridencias. Las alfombras de sisal hechas a medida aportan textura y naturalidad al suelo, mientras que la decoración en tonos neutros y metálicos equilibra sobriedad y brillo.
El comedor se convierte en el corazón del proyecto: la mesa, vestida especialmente para la ocasión, actúa como punto de encuentro, diseñada para acoger largas sobremesas con atención al detalle. Cada elemento, desde los textiles hasta los centros florales, fue seleccionado para reforzar la experiencia sensorial de estas fechas, donde el interiorismo se alinea con la emoción.
Este espacio refleja cómo una decoración navideña puede ser tanto festiva como refinada, apostando por una estética que combina tradición, calidez y distinción. Una propuesta pensada para vivir la Navidad desde el confort, la belleza y la intimidad del hogar.